viernes, 10 de diciembre de 2010

Hasta Siempre, Manolo.


Ha muerto Manolo García García y no por esperado deja de doler su deceso. Duele adentro, bien adentro, ahí donde los sentimeintos se agolpan y entran en conflicto porque cada uno quiere y puede ser el primero.
Nueve décadas de existencia dedicadas a aprender de la vida, de los golpes, de los libros...
Manolo tuvo tiempo y lo supo aprovechar. Jugó pèlota, se reunió con personas bien humildes para compartir pero, igual, se granjeo el respeto de otros a quienes sus padres les decían !cuidado! en alusión a las tempranas ideas revolucionarias que se fueron consolidando con los años y que lo llevaron después a la conspiración contra la dictadura batistiana, al periodismo agudo y al exilio, tras lo orden de arresto emitida en su contra.
Pudo quedarse en cualquier lugar y no lo hizo. Volvió a Cuba cuando el triunfo y, más convencido que nunca, se puso del lado del deber.
Así intervino Radio Matanzas, junto a un grupo de compañeros. Dirigió diferentes instituciones de Cultura y volvió a Radio 26, una emisora que le pertenecerá por siempre, por derecho propio, porque en ella dejó -con gusto- sus mejores años y sueños, sus mejores acciones y sentimientos.
En Radio 26 colocó a su hijo más traviezo, Leo, y, de la mano lo tomó a él y a todos. Nos enseñó cuestiones del lenguaje, de la discipliona, de las intenciones al decir y de la vocación que debe sentir un revolucionario para ser mejor ser humano.
Manolo nos hizo sentir el amor paterno porque nos trataba como verdaderos hijos.
En lo particular le debo a Manolo García García el amor al periodismo, a la Radio y la necesidad de decir y de escribir desde mi terruño con la visión de, por lo manos, interese a todos los matanceros.
Él decía: "tienen que escribir yo decir con respeto y responsabilidad porque quienes nos leen o escuchan para nada son tontos".
Le debo a Manolo la sonrisa franca, las meriendas en días de hambre, su mirada azul que descubrió siempre mis estados de ánimo y le debo, una y otra vez, la comprensión y el hombro que me ofreció ante cada dolor.
Dice el poeta que "la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida".
Entonces, le digo Adiós, o mejor, Hasta Siempre, al Revolucionario, al Compañero, al Padre indiscutible, al Hombre que hizo docencia en los Departamentos Informativo y de Programación de Radio 26, al Matancero que nunca se ilusionó ni cedió ante propuestas tentadoras para trabajar en La Habana (él prefería su aldea)
Le decimos Hasta Siempre al Héroe del Trabajo de la República de Cuba, al Premio Nacional de Periodismo José Martí, al Hijo Ilustre de Matanzas, al Artista Emérito de la UNEAC, al Premio Nacional de la Radio... le decimos Hasta Siempre al Gran Amigo.