domingo, 28 de marzo de 2010

La Raza Humana

El tema de la raza es recurrente en Cuba. No es que sea nuevo, sino que resulta necesario tratarlo porque, legislaciones aparte, subsiste en la mente de los ciudadanos criterios, conscientes e inconscientes, sobre las diferencias por el color de la piel.

El opinar, catalogar y definir lo relacionado con ello data de siglos atrás y está tan arraigado, que preocupa y ocupa a las personas.

Desde sociedades anteriores, los hombres se dividieron por clases -entiéndase poder económico- y, junto con ello, por razas.

En abril de 1893 escribía Martí, en el periódico Patria, un artículo titulado "Mi raza" donde decía "El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre: peca por redundante el blanco que dice:"mi raza". peca por redundante el negro que dice:"mi raza". Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad".

El tema de la raza obliga a pensar bien adentro, allí donde sólo uno mismo sabe si en verdad pensamiento y actuación están en correlación directa y si existe honestidad en la forma de apreciar las cosas de la Naturaleza.

Ni blancos ni negros. Unos y otros fuimos dotados por las mismas capacidades y derechos de la especie humana, por lo que queda claro que no existen derechos superiores !al no ser! los que la propia sociedad ha impuesto para proteger intereses mal sanos.

En la mente están los problemas, por fortuna se está cambiando, aunque no todo lo que se puede.El racismo blanco o negro tiene sus raíces culturales de siglos de convivencia de la raza humana, pero la propia realidad obligará, cada vez más, a cambiar patrones y conceptos.

La evolución de la mente siempre se queda atrás en relación con el desarrollo de la ciencia y la técnica.El ser humano ha sido capaz de ir al cosmos, ha descubierto otras Galaxias, ha visitado y estudiado el fondo marino, ha escalado montañas elevadísimas y, sin embargo, se ha dejado preñar de tabúes y prejuicios que mucho atentan contra su integridad humana.

Estoy convencida de que algún día, como diría Martí, "los hombres verdaderos, negros o blancos, se tratarán con lealtad y ternura, por el gusto al mérito, y el orgullo de todo lo que honre la tierra en que nacimos, negros o blancos".Así ha de ser, por nuestros hijos, y por los hijos de nuestros hijos, para cultivar la propagación de la virtud, "por el triunfo del trabajo creador y de la caridad sublime".

Igual que como se debe trabajar para sacarle frutos a la tierra y alimentar a millones de personas que mueren de hambre ha de trabajar el hombre para desarraigarse de tanta discriminación por su propia especie.

Es que, parafraseando al Apóstol, "hay tanta grandeza en negros y blancos" que vale la pena el intento. A fin de cuenta la única raza que existe es: la Raza Humana.

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